lunes, 19 de noviembre de 2007

TODOS LOS PERROS VAN AL CIELO


Se nos fue Xuxa.
Sabido es que los tiempos de los perros son distintos de los nuestros. Pero la medición del tiempo es un invento del hombre, uno más de nuestros intentos de cuantificar las cosas.
Sin embargo, la calidad y la cantidad son aspectos enteramente diferentes de una vida. Y estoy seguro de que esta perrita tuvo una vida muy feliz.

Además, sinceramente, pienso que simplemente pasó a otra etapa de la existencia. Y no lo digo porque las "autoridades" eclesiásticas parezcan comenzar a aceptar la posibilidad de que las mascotas nos acompañen en una vida posterior. Sus postulados me tienen sin cuidado.
Simplemente, me parece lógico que así sea. Representa la continuidad de un lazo afectivo y no es, por cierto, un concepto nuevo.

Déjenme contarles algo al respecto:

Mircea Eliade fue un filósofo e historiador de las religiones que, en cierta oportunidad, tradujo un tratado del alquimista chino Wei-Po-yang datado en el año 142 de nuestra era. Al recopilar datos sobre el autor del tratado, se topó con una interesante historia.

Al parecer, al cabo de muchos años de trabajo, Wei-Po-yang logró fabricar unas píldoras de inmortalidad, a partir de un elixir obtenido de la Piedra Filosofal. Esto representaba el triunfo máximo, la Gran Obra de la alquimia, pues permitía al alquimista ascender al cielo con su cuerpo y vivir con los inmortales.
Pareció justo al alquimista compartir las píldoras con sus discípulos, pues éstos le habían asistido en su labor a lo largo de los años. Pero tampoco olvidó a su perro, que por lo tanto lo acompañó como había hecho siempre.
Es más: Eliade recordó haber visto un grabado de la época que mostraba a Wei-Po-yang preparándose para su ascensión, en compañía de su discípulo Yu y, curiosamente, de su perro.

¿Quién soy yo para contradecir a un sabio alquimista?

No hay comentarios.: